miércoles, 2 de diciembre de 2015

El método científico hoy

El mayor aporte de la ciencia, ya antes de la Era Moderna, que sigue válido hoy, es sin duda el de la llamada “navaja de Ockham” o principio de parsimonia –que data del siglo XIV–: «Non sunt multiplicanda entia sine necessitate» (no se han de multiplicar los elementos sin necesidad), lo que equivale a valorar las explicaciones más sencillas y cercanas a la experiencia, antes que recurrir a especulaciones complejas, arbitrarias e imaginativas. Luego los grandes filósofos de la Era Moderna hicieron importantes aportes a la concepción de la ciencia y especialmente al establecimiento de un nuevo método de trabajo. Ken Wilber señala muy claramente cuales son los principios que nos han aportado y que son también fundamentales para la investigación científica:
“Estos son, a mi juicio, los aspectos fundamentales de la investigación científica, a los que denominaré "las tres vertientes de todo conocimiento válido":
  • 1. Prescripción instrumental. Se trata de una práctica real, de un modelo, de un paradigma, de un experimento que siempre asume la forma "Si quieres saber esto, deberás hacer esto otro".
  • 2. Aprehensión directa. Se trata de experimentar directamente el dominio revelado por la prescripción; es decir, la experiencia o aprehensión inmediata de los datos (porque, aun en el caso de que los datos sean mediatos, en el momento de la experiencia son aprehendidos de manera inmediata). No olvidemos que, según William James, uno de los significados del término "dato" es precisamente el de experiencia directa e inmediata en la que la ciencia sustenta todas sus afirmaciones concretas. 
  • 3. Confirmación – o rechazo – comunal: Consiste en el cotejo de los resultados – los datos, la evidencia – con otras personas que también hayan completado adecuadamente las vertientes preceptiva y aprehensiva.” (K.Wilber, Ciencia y religión, pp.192–193)

Thomas Kuhn (1922–1996) subrayó que el verdadero conocimiento científico se asienta en paradigmas, modelos o prescripciones, es decir, que los datos no están simplemente ahí, sino que son revelados al seguir determinadas prescripciones. Karl Popper (1902–1994) se centró en el tercer aspecto: todo conocimiento genuino debe hallarse abierto a refutación porque, de otro modo, es mero dogma disfrazado. Es lo que llamó la regla de la “falsabilidad”, principio aplicable a todos los dominios, el sensorial, el mental y el espiritual. Gracias a Karl Popper, no se concibe ya el desarrollo científico como la acumulación de pruebas para asentar las teorías sino, al contrario, como la elaboración de hipótesis y el sometimiento de las mismas a pruebas muy severas para refutarlas o aceptarlas provisionalmente. 
“Popper sugirió que las teorías nunca pueden ser totalmente verificadas (miles de cisnes blancos no pueden asegurar la proposición "los cisnes son blancos") porque siempre es posible que aparezca un cisne negro. Sin embargo, ese sólo cisne negro permite asegurar que «no todos los cisnes son blancos». En otras palabras las teorías pueden ser refutadas (falseadas) pero no verificadas. Para él la empresa científica es esencialmente deductiva: es a partir de hipótesis generales que se producen las contrastaciones empíricas. Deducción en lugar de inducción y falsación en lugar de verificación. Junto a esto Popper sustituyó la meta de alcanzar una quimérica verdad por la idea del incremento de la verosimilitud de las teorías, algo más modesto.” (J.Nuñez)
Ahora debemos considerar que no existe una manera única de asegurar la certeza del conocimiento. La racionalidad del hombre, sola, no basta para garantizar acceso al conocimiento. Los conocimientos no están en la realidad, los construye el hombre y esta construcción depende de la cultura y de la historia. 
“El error del empirismo estrecho reside en su fracaso en advertir que, además de la experiencia sensorial, también existe una experiencia mental y una experiencia espiritual. El error de los kuhnianos consiste en su fracaso en darse cuenta de que las prescripciones no sólo se aplican a la ciencia sensoriomotora sino a todo tipo de conocimiento válido. Y el error de los popperianos reside en el intento de circunscribir la falsabilidad a datos únicamente sensoriales, con lo cual el criterio del conocimiento mental y espiritual –"falsable por los datos sensoriales"– rechaza de entrada de modo implícito e ilegítimo esas modalidades, cuando lo cierto es que los malos datos de esos dominios son realmente falsables, ¡pero sólo recurriendo a datos adicionales procedentes de esos dominios, no a datos de los dominios inferiores!” (Wilber, p.197)

A pesar de los esfuerzos y declaraciones de los científicos, no es posible que investiguen y desarrollen hipótesis sin ser influenciados por su propia cultura y sus propias creencias.
“Según Kuhn, la observación y la experiencia pueden y deben limitar drásticamente la gama de las creencias científicas admisibles o, de lo contrario, no habría ciencia. […Pero...] No existe la posibilidad de acceder a la verdad de modo virginal: estamos siempre conducidos por las teorías, las filosofías, las preferencias metodológicas y otras que hemos recibido de la cultura científica disponible y en particular de la educación científica recibida.” (J.Nuñez)
“La ciencia es una de las varias modalidades válidas del conocimiento que puede convivir pacíficamente con las modalidades del conocimiento espiritual.” (K.Wilber, p.31)
¡Así, la formulación de una ciencia de la conciencia o del espíritu no es una tarea imposible!

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